Efeméride 4 de febrero de 2021

Santa Ageda: a golpe de makila para despertar a la tierra

En plena pandemia del coronavirus, este año las calles y las plazas de nuestros pueblos no se verán animados por los tradicionales coros de Santa Ageda en la víspera de su festividad.

Santa Ageda: a golpe de makila para despertar a la tierra

Pero lo cierto es que, ya desde hace siglos, se vienen realizando en nuestro país estas rondas corales para honrar y recordar la vida y martirio de Santa Ageda. Una santa que murió por mantener sus creencias religiosas y defender su dignidad de mujer. 


Cristiana nacida en Sicilia, se cuenta que provenía de una familia de buena posición y que poseía una belleza singular. Sufrió martirio hacia el año 250 por querer guardar su virginidad negándose a las proposiciones matrimoniales de Quinciano, procónsul romano de Sicilia. Siendo Decio emperador en Roma, se enfrentó a los cristianos castigando a aquellos que no se prestasen a adorar a los dioses oficiales. Aprovechando estas circunstancias, Quinciano intentó forzarla a que se prestase a sus deseos. Sin embargo, después de reiterados intentos y ante las constantes negativas de esta, ordenó finalmente su tormento cortándole los pechos.


Esta costumbre de los cantos destaca por la exhibición de grupos de hombres y mujeres que, empuñando sendas makilas y golpeando a compás el suelo, repiten el canto que comienza el bertsolari. Una tradición que podría tener su origen en la mitología vasca, y según la cual los toques de la makila contra el suelo servían para despertar a la tierra del solsticio de invierno y dar paso a la fructífera primavera. 


La primera referencia escrita sobre esta práctica data del 1888 en un trabajo publicado por la revista Euskal Erria. En la práctica, con el fin de potenciar la costumbre en la villa bilbaína, hacia 1912 la Juventud Vasca de Bilbao comienza a cantar por las calles del municipio. Es entonces cuando se crean dos grupos para ello, uno llamado Goikoa, para recorrer las calles comprendidas en el Ensanche, y otro Bekoa, para las del Casco Viejo, abarcando el Bilbao de aquel momento. Desde entonces, cada 4 de febrero se recuerda así a la que es invocada como “abogada de las mujeres”. 


Adjuntamos reportaje de Iñaki Irigoien en la sección “Historias de los vascos” el 4 de febrero de 2012 en Deia.