Efeméride • 28 de junio de 2024
11, Avenue Marceau: historia de un expolio
Las presiones franquistas al Gobierno francés reclamando la titularidad del edificio no cesaron y el 28 de junio de 1951 las autoridades galas ordenaron al Gobierno vasco en el exilio el desalojo del inmueble.
Se cumplen hoy 73 años de la expulsión del Gobierno vasco de su sede parisina en el exilio. El Partido Nacionalista Vasco –quien adquirió el inmueble en 1936- sigue reclamando al Gobierno español la devolución del histórico edificio, ocupado desde hace años por el Instituto Cervantes.
La historia, muy resumida, que pueden leer completa en el reportaje de Eduardo Jauregi publicado en Deia, el 29 de mayo de 2010, es la siguiente:
A principios de 1937, Rafael Pikabea, diputado del PNV y delegado vasco en París alquiló el inmueble número 11 de Av. Marceau, sito en el número 11, para instalar en él las oficinas de la delegación del Gobierno de Euzkadi en la capital de Francia y la redacción de su boletín oficial Euzko Deya.
A los pocos meses el inmueble fue comprado, con dinero de vascos de América, por encargo del PNV, quien lo cedería al Gobierno vasco para que fuese su sede principal en el exilio.
Con la ocupación alemana de París, durante la II Guerra Mundial, en 1941 el edificio fue entregado a las autoridades franquistas que habían reclamado como propiedad del Estado español todos los bienes republicanos españoles, a pesar de que este no era un bien de la República española.
En el mes de agosto de 1944, días antes de la liberación de París (el día 20), los franquistas abandonaron precipitadamente el edificio de la Avenida Marceau. Aprovechando esta retirada, un grupo de vascos, acompañados de soldados del ejército de Leclerc, volvieron a recuperar el inmueble nº 11 de la avenida parisina. Terminada la guerra, el Gobierno vasco volvió a establecer allí su sede. No obstante, las presiones franquistas al Gobierno francés reclamando la titularidad del edificio no cesaron y, el 28 de junio de 1951 las autoridades galas ordenaron el desalojo del inmueble.
Los miembros de la delegación vasca se vieron obligados a trasladarse a una nueva sede, esta vez en la Rue Singer.
José Antonio Agirre lo recordaba de la siguiente manera: “Protesto en nombre de nuestro Pueblo, al que esta decisión causa el más profundo dolor sufrido en el exilio, sobre todo porque dicha decisión ha sido adoptada por los amigos con los que hemos compartido dolores y sacrificios comunes por la causa de la libertad y de la Democracia, causa a la que permanecemos inalterablemente fieles”.