Efeméride 19 mai 2020

El informe del lehendakari Agirre sobre el régimen franquista y las sanciones de la ONU contra el dictador español

Las potencias occidentales estaban más preocupadas por el auge del comunismo que por la amenaza que podía suponer Franco.

El informe del lehendakari Agirre sobre el régimen franquista y las sanciones de la ONU contra el dictador español

Entre los intentos de los exiliados vascos para derrocar al régimen de Franco, con el apoyo de lo principales gobiernos internacionales, se encuentra el informe que el lehendakari José Antonio Agirre y sus asesores presentaron al Consejo de Seguridad de la ONU sobre el régimen franquista.

  

En mayo de 1946 debía reunirse el Subcomité de Investigación de la ONU que tenía que elaborar un informe sobre el caso español para elevarlo al Consejo de Seguridad para que este decidiese. Los prolegómenos no fueron favorables para los vascos, quienes al entrevistarse con la delegación británica recibieron de esta malos augurios. Según los británicos, Franco no estaba en condición de agredir a nadie, condición de la Carta de la Naciones Unidas para condenar a un país. El lehendakari Agirre y sus colaboradores Antón Irala y Jesús Galíndez redactaron su informe para elevarlo al Subcomité cambiando de táctica: si Franco no presentaba posibilidades de agresión, se podía mostrar al dictador español como una amenaza para la paz. La razón moral no era suficiente ante actitudes como la británica y, para entonces, también la norteamericana, partidarias de contemporizar con la dictadura española como mal menor ante el “peligro rojo”.

 

El informe de los vascos afirmaba literalmente que “Franco constituye un peligro de agresión potencial”. Para ello se basaron en el artículo 39 de la Carta de las Naciones Unidas en el que se habla “amenazas para la paz”, “rupturas de la paz” y “actos de agresión” por las cuales un país podía ser sancionado con el artículo 41 de la misma Carta.

 

El Subcomité dictaminó en un informe previo antes del definitivo que el régimen español no era una amenaza inmediata, pero si potencial para la paz. Ante esta postura, la delegación del lehendakari Agirre se mostró bastante satisfecha: cabía esperar un buen dictamen del Consejo de Seguridad.

 

Cuando llegó la hora de adoptar la resolución definitiva, las opiniones se hallaban divididas: por un lado, estaban los países partidarios de la ruptura de relaciones; por otro los contrarios a la intervención, fundamentalmente los latinoamericanos, y, por último, los norteamericanos que, si bien condenaban a Franco, no proponían ninguna medida contra la dictadura.

 

Ante las posiciones encontradas, Bélgica propuso para su aprobación una resolución de consenso que planteaba no romper las relaciones con España y en su lugar retirar los embajadores de Madrid. Además, se vetaba a España de los organismos internacionales y se recomendaba al Consejo de Seguridad que, transcurrido un plazo razonable, llevara adelante las acciones necesarias para que Franco abandonara el poder.

 

Pero tan solo resultó una victoria moral, puesto que las sanciones apenas afectaron al franquismo. El nuevo clima internacional de guerra fría no era el más adecuado y para las potencias occidentales, asustadas por el auge del comunismo, era mejor apostar por lo malo conocido que por lo bueno por conocer.

 

En definitiva, el lehendakari moriría en el exilio, mientras Franco fallecería plácidamente en la cama casi 30 años después sin dejar de ser el dictador que llevaba siendo desde 1936.
 

 

Más información:

- Entrevista de Iñaki Goiogana en Bizkaia Irratia, 18/05/2020